Anoche la música estaba de fiesta grande, almenos en el panorama Estadounidense. Había llegado la gala de los Grammy y ningún artista se lo quería perder. Aunque estaba repleto de estrellas, sin duda, los nombres de la noche fueron Adele y el fallecido David Bowie. Ambos arrasaron con cinco estatuillas cada uno, y es que su música sigue y seguirá generando seguidores allá donde suene.
La 59 edición de los Grammy partía con una favorita, la espectacular Beyoncé, que por ahora posee el título de la cantante con más candidaturas Grammy de la historia: nada más que 62. Pero la de ayer no fue su noche más premiada. La cantante británica Adele, que abrió la gala con su tema Hello, le quitó los premios más destacados: grabación del año, canción del año, álbum del año, mejor actuación solista y mejor disco de pop.
El encargado de presentar y conducir la gala fue el comediante James Corden, que no empezó con muy bien pie su actuación coreográfica, pero que arregló al improvisar un rap con pinceladas de crítica política. Y es que el nuevo presidente de los USA no iba a ser un desaparecido de la gala. No, no asistió, pero su nombre se pronunció en más de un discurso, y la actuación del rapero Busta Rhymes reivindicó la actitud del presidente.
Rhymes hizo un llamamiento directo en contra de sus políticas, “Sólo quiero agradecer al presidente Agente Naranja por perpetuar toda la maldad que has estado perpetuando.¡Estamos unidos! ¡Nosotros el pueblo!”, gritó mientras que sus colegas en el escenario golpeaban contra una pared.
Y es que hasta en algún vestido, Trump, generó gran polémica. La cantante Joy Villa lució un vestido con el apellido del presidente en la cola y la frase de su campaña “Make America great again”. No tardaron en incendiarse las redes con comentarios y polémicas, que ella quiso aclarar en su cuenta de Instagram.
Fue una gala diferente, y no porque hablasen de otras cosas que no fueran la música, sino porque esta vez la gala no fue televisada. Algo insólito que hizo a la mayoría de sus espectadores estar conectados al ordenador para seguirla online.
Las actuaciones musicales, como es normal, fueron abundantes, y es que por el escenario pasaron grandes artistas como Bruno Mars, Ed Sheeran, Beyoncé, Lucas Graham, Katy Perry, Lady Gaga… Todos ellos brillaron, aunque las performances de Beyoncé y de Lady Gaga, -que sorprendió con una actuación heavy junto a Metallica-, destacaron por encima del resto.
El momento más bochornoso se lo llevó la protagonista de la noche, Adele, al cantar el tributo a George Michael. La británica se confundió con la letra y tuvo que parar y volver a empezar. Nada fue lo mismo, y la cantante tensa y con lágrimas en los ojos se disculpó al acabar. Un ‘tierra trágame’ en toda regla.
La noche de la música estuvo repleta de eso: canciones, humor y reivindicaciones. Además de una alfombra roja que dejó muchos estilismos por analizar.
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